La estructura de esta vivienda se encontraba parcialmente en ruina. Los muros se pudieron mantener pero la cubierta debía levantarse por completo. El trabajo de la madera fue vital y realmente mereció la pena. La vivienda recuperó la necesaria protección frente a la intemperie y las condiciones para poder volver a ser habitada. Además, se obtuvo un amplio y acogedor espacio bajo-cubierta en el que vivir y desde el que poder contemplar perfectamente el trabajo ejecutado.